Cuando una niña me sonríe así mirando a la cámara solo puedo decir que me ha conquistado el corazón, Marta con tan sólo 3 añitos me ha iluminado el alma.
Desde el principio mi modelo prometía portarse bien, sus padres le dijeron que le comprarían un regalo si era buena, y madre mía, que lujo de niña, después de la sesión pensé que le tenían que comprar muchos regalos, jajaja.
Las primeras fotos comenzamos con sus padres, para que ella fuera cogiendo confianza, pero resultó que ella disfrutaba, adoraba la cámara y su sonrisa inundaba el estudio.
Y ya llegó el momento de enfrentarse sola al objetivo, y no paraba de reír, de posar, la cambiamos de ropa varias veces y en ningún momento protestó, en definitiva, un lujo de sesión.
Lo mejor fue cuando al terminar me dio un beso y me dijo que se lo había pasado muy bien.
Gracias sus adorables padres por dejarme disfrutar de su hija y por confiar en mi trabajo.