Érase una vez un principito que alegraba la vida a sus padres y toda su familia…esta es la historia de la sesión de fotos de Darío, un pequeñajo que desde bebé ya me aseguraba que sería muy fácil fotografiarlo.
Cuando su tía me comentó que quería regalarle a su hermano y su cuñada un reportaje no dudé ni un segundo, Darío era ya mayorcito y en un espacio al aire libre se iba sentir más cómodo, y así fue, llegamos a un parque y, aunque, al principio estaba un poco tímido, poco a poco, se fue soltando y ya no paró de jugar y sonreír.
Con estos ingredientes las imágenes no podían salir sino naturales, frescas y divertidas. Una gran sesión para un gran príncipe.
Espero que disfruteis.