Cuando una pareja está enamorada y lo refleja es un placer ser testigos de ese amor y poder inmortalizar el día de su boda para toda la vida.

Y este reportaje es un ejemplo de ellos, y yo me lo imaginaba desde que hicimos su preboda, no me sorprendí en su día que iban a ser unos novios maravillosos. Y es que Carmen y José María son, ya, un matrimonio que están hechos el uno para el otro, que se adoraban y se aman con locura.

Hizo un día precioso y si el novio resaltaba por su elegancia, con un traje oscuro y con una madrina muy guapa, la novia no se quedaba atrás y me impresionó con su vestido, con una espalda de vértigo y un modelo que dejaba ver su esbelta figura y su belleza, pero sobre todo su simpatía, que aunque estuviera nerviosa, facilitó nuestro trabajo en todo momento, y no dejaba de sonreír.

Durante la ceremonia, en la Parroquia de Santa Genoveva, hubo ocasión para la emoción, en la llegada de la novia agarrada al brazo de un orgulloso padre ejerciendo de padrino, también durante las lecturas, los anillos…en definitiva, un acto sencillo y muy emotivo.

Después nos fuimos a dar un paseo por los Reales Alcázares de Sevilla, un entorno emblemático en el que nuestra bonita pareja no dejaba de acariciarse, abrazarse, besarse y ser el centro de atención de todos los visitantes.

Y ya llegó el momento de la relajación, de disfrutar de su día, y en el Hotel Sevilla Center, los esperaban todos los invitados, familiares y amigos que los acompañaron hasta el baile romántico con el que deleitaron a todos, para dar paso a la gran fiesta para celebrar su enlace.

Una boda perfecta que hemos tenido el gusto de disfrutar y trabajar, gracias por elegirnos y os deseamos toda la felicidad del mundo.