Esta boda no es una boda cualquiera, es la boda de mi amiga Miriam y su, ya, marido Gonzalo. Sinceramente no tengo palabras que puedan describir este día y explicar en este texto las emociones que sentí. Desde que fui con la novia a comprar uno de sus trajes que llevaría, hasta que entré en su habitación para hacerle las fotos, todo ha sido un cúmulo de sentimientos de felicidad.

Conozco a Miriam desde que íbamos al colegio, desde preescolar hasta 8º de la EGB, mi compañera de pupitre, y aunque estuvimos unos años separadas, desde que retomamos el contacto nuestra amistad se ha afianzado y no me imagino mi vida sin ella. Y de Gonzalo qué digo, que es un hombre extraordinario, sencillo, trabajador, buena persona y que lo quiero muuuucho porque cuida  a mi rubia como nadie. Son una pareja maravillosa y se merecen toda la felicidad del mundo.

Debido a las medidas de seguridad que había que tener por la COVID, los novios decidieron celebrar su boda en dos días, en un acto íntimo para evitar aglomeraciones, y solo con familiares y amigos más allegados. Yo tuve la suerte de asistir a los dos días, y lo pasé de lujo, los novios estaban pletóricos y todo eran risas y alegría.

Como veis en las fotos ha sido una boda espléndida, única y que he disfrutado como ninguna. Gracias por hacerme partícipe de vuestro enlace, este reportaje es la muestra de vuestro amor,  el recuerdo de vuestra historia de amor que continuará.

Os deseo que seáis muy felices y ¡¡¡¡ Vivan los novios!!!!